El legado romano en Córdoba. Historia viva de la Bética

Córdoba es una de las ciudades más emblemáticas tanto de Andalucía como de España. Es más, es un auténtico museo al aire libre que refleja su historia, su glorioso pasado y todo el legado que eso nos dejó. Durante la dominación romana, la ciudad fue un importante centro político, cultural y económico, y prueba de ello es la huella de cultura clásica que podemos encontrar ahora mismo en la ciudad. Sus monumentos, como el puente romano, el templo o, incluso, el diseño de sus calles históricas, son testigos vivos de la civilización romana. Sigue leyendo, porque hoy vamos a ahondar en todo este legado romano de la ciudad. 

Vistas de la ciudad de Córdoba

La influencia de Roma en Córdoba

La conquista romana de la península ibérica comenzó en el siglo III antes de Cristo, y fue en el año 169 a.C. cuando fue fundada Córdoba. El responsable de su fundación fue el general Claudio Marcelo, que la convirtió en la capital de la provincia Bética. Gracias a su estratégica ubicación junto al río Betis, que actualmente conocemos como Guadalquivir, la ciudad prosperó rápidamente como centro tanto comercial como administrativo del Imperio Romano.

El avance en ingeniería y desarrollo urbanístico que vivió la ciudad durante la época de Augusto fue inconmensurable. Se construyeron importantes infraestructuras: acueductos, calzadas, templos, teatros… Y, poco a poco, se fue consolidando su estatus como una de las urbes más relevantes de Hispania. En ese momento se construyó también el Foro Romano, que fue recientemente descubierto en investigaciones de arqueología. Se situaría en las actuales calles Cruz Conde, Historiador Díaz del Morente, Ramírez de Arellano, Góngora e incluso Braulio Laportilla. En su momento, estaba porticado y enlosado. Por desgracia, conocemos poco de los edificios que había en este Foro Romano. Sí sabemos que la estructura urbana de la ciudad en sí, así como su red de calles, proviene de esta época. 

La ciudad no solo destacó por su arquitectura, sino también por su increíble vida intelectual. Cuna de filósofos, escritores y artistas, Córdoba será siempre recordada como fuente de saber. Y, por suerte, es algo que aún podemos rememorar si visitamos sus calles. 

El puente romano

Uno de los monumentos más icónicos de la ciudad es el famoso puente romano, que cruza todo el río Guadalquivir. Fue construido en el siglo I a.C., y fue una infraestructura clave a la hora de conectar la ciudad con otras regiones. Servía para facilitar tanto el comercio como el transporte de mercancías, y fue una pieza fundamental en la expansión de la ciudad. 

puente romano

Originalmente, este puente tenía diecisiete arcos; con el paso del tiempo, ha ido sufriendo diversas modificaciones y restauraciones, especialmente durante la época islámica. Pese a todo, su estructura continúa conservando el espíritu de la ingeniería romana, caracterizada por dos pilares: solidez y funcionalidad.

Hoy en día, el puente romano es una de las principales atracciones turísticas de Córdoba, y un símbolo de su historia. Pese a que hace unos años se podía cruzar en coche, para preservar la estructura esto está ahora totalmente prohibido. Recomendamos dar un paseo sobre él a la hora del atardecer, para así disfrutar de una vista espectacular tanto de la Mezquita-Catedral como del casco histórico de la ciudad. 

El templo

El templo romano se descubrió en una expedición arqueológica de 1950. Se ubica en lo que hoy se conoce como Claudio Marcelo, y todo apunta a que se encontraría dentro del Foro Romano. Según indican las investigaciones, fue construido en el siglo I d.C. bajo el mandato del emperador Domiciano y estaba dedicado al culto imperial.

templo romano de Córdoba

El templo tenía un diseño de estilo corintio, con columnas grandes, que alcanzaban hasta los 15 metros de altura. A pesar de que solo se conservan algunos restos de sus columnas, continúa siendo un testimonio vivo del esplendor arquitectónico de Córdoba en la antigüedad.

El teatro romano

No podemos no mencionar el teatro romano de Córdoba, que brilla por ser uno de los más grandes de Hispania, con capacidad para alrededor de 15.000 espectadores. Fue construido en el siglo I d.C., y formaba parte de un proyecto muy ambicioso. El emperador Augusto buscaba dotar a la ciudad de todas las infraestructuras dignas de una gran metrópoli, y este fue parte de su trabajo.  

Como todos los teatros romanos, su diseño estaba específicamente pensado para proporcionar la acústica perfecta y permitir que se celebraran todo tipo de representaciones. Con el tiempo, fue acabando por caer en desuso, y todos sus materiales se reutilizaron para otras construcciones. En la actualidad, estos restos se encuentran en el Museo Arqueológico de Córdoba, donde se pueden visitar y admirar como parte del patrimonio histórico de la ciudad. Encontrarás en este museo una gran cantidad de objetos que merece la pena visitar, e incluso mosaicos romanos que te cautivarán con su belleza. 

El mausoleo

Por último, hemos de hablar del mausoleo de Córdoba, que es uno de los vestigios más fascinantes de la época romana. Fue descubierto en la avenida de la Victoria, y es un monumento funerario de planta circular que data del siglo I d.C. Se cree que pertenecía a una familia de la élite económica cordobesa, por su construcción y por la inversión económica que debió suponer.

Su diseño recuerda en buena medida a los mausoleos imperiales de Roma, lo que nos indica la gran influencia cultural y arquitectónica que la capital del imperio ejercía sobre todas sus provincias. Además, la estructura en sí está realizada en piedra y tiene una disposición simétrica. Esto nos demuestra la importancia que los romanos daban a la conmemoración de sus difuntos.

El legado romano en Córdoba es impresionante, y un testimonio vivo de la importancia que tuvo la ciudad en la Hispania romana. Con una visita a sus monumentos, podrás viajar en el tiempo y comprender la grandeza de la civilización romana.