El pastel cordobés es mucho más que uno de los postres típicos de Andalucía. Es una auténtica delicia que tiene siglos de historia, y que representa una tradición culinaria cordobesa, además de la riqueza gastronómica de la zona. Ese aspecto dorado, con un interior muy dulce y una textura crujiente, lo convierten en una de las grandes joyas de la repostería. Si quieres descubrirlo todo sobre esta receta tradicional, ¡sigue leyendo! Porque te vamos a contar su origen, su historia y cómo puedes hacerlo desde la comodidad de tu casa.

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¿Qué es el pastel cordobés?
¿Nunca habías escuchado hablar del pastel cordobés? Es un dulce típico de Córdoba cuya receta tradicional se elabora con hojaldre y cabello de ángel, que es una confitura hecha con pulpa de calabaza. También suele llevar otros ingredientes, como manteca de cerdo o mantequilla. Es de forma circular, y puedes encontrarlo o bien en un tamaño grande o bien en versiones individuales. Su principal particularidad es que es capaz de fusionar sabores deliciosos, y que encajan a la perfección con la cocina típica andaluza.
Lo que distingue al pastel cordobés de otros dulces similares no es solo su contenido, sino también esa apariencia tan atractiva que tiene. Porque suele estar decorado con azúcar espolvoreado y, en muchas ocasiones con tiras de hojaldre que forman una reja. Si bien es cierto que se suele consumir durante ciertas festividades concretas, es fácil encontrarlo en pastelerías a lo largo de todo el año.
Historia y origen del pastel cordobés
La historia de este dulce típico es compleja, puesto que no se puede determinar su origen con exactitud. Se cree que fue allá por la Edad Media que comenzó a elaborarse, cuando las técnicas culinarias árabes, judías y cristianas comenzaron a fusionarse en la región. En ese momento, la repostería andalusí era famosa por usar hojaldre, miel y frutas, de donde podemos ver una influencia directa.
Además, el uso del cabello de ángel también tiene sus raíces ancladas en la historia. Es una confitura que estaba hecha con calabaza, muy habitual tanto en conventos como en hogares nobles. Con el tiempo, su sabor y su textura acabaron por convertirla en un relleno ideal tanto para pasteles como para empanadas dulces.
Durante todo el siglo XIX, el pastel cordobés comenzó a ganar popularidad y se servía de forma habitual en celebraciones importantes. Aunque no fue hasta el siglo pasado cuando finalmente se consolidó como seña de identidad gastronómica de la ciudad. Hoy en día se considera casi un símbolo de la tradición repostera de Córdoba.
Características de este postre
Este postre tiene una gran cantidad de cualidades que lo hacen único, empezando por esa forma tan clásica: redonda, de gran tamaño y con ese enrejado tan tradicional. A esto hay que añadirle que también tiene una masa de hojaldre que le da una textura diferente, tan ligera y crujiente, además de laminada. Esta encaja a la perfección con la textura suave del relleno, ese cabello de ángel. Que, como curiosidad, debes saber que recibe ese nombre por la textura en hebras que trae consigo.
Si ya de por sí no teníamos un dulce diferente al resto, a esto hemos de sumarle que se espolvorea por completo con azúcar. Y no en pocas ocasiones se le añaden tiras cruzadas, ¡e incluso almendras! Que aportan ese toque de textura que tanto llama la atención.
Pero lo importante de este postre no es solo su sabor y su textura, sino ese vínculo emocional que tantos cordobeses tienen con él. Es común compartirlo en reuniones familiares, así como en eventos importantes, y es eso lo que hace que muchos sientan que ese dulce ha formado parte de su vida.
Cómo se elabora
Pese a que los ingredientes son sencillos, y a que las técnicas tampoco son demasiado complejas, lo cierto es que el proceso requiere bastante paciencia. Sobre todo si te decides a preparar tú el hojaldre, ¡aunque el ensamblado en sí del pastel también es complicado!
Antes de continuar, debes saber que los ingredientes básicos son:
- 250 gramos de harina de trigo.
- Agua.
- 50 gramos de manteca de cerdo.
- Sal.
- 300 gramos de cabello de ángel.
- Un huevo.
- Azúcar.
- Vino blanco.
- Mantequilla.
Proceso tradicional de preparación
Lo primero que tendrás que hacer es mezclar la harina, el agua, la manteca de cerdo (que debe estar a temperatura ambiente) y unas cucharaditas de vinagre de vino blanco y sal. Y, en este momento, debes asegurarte de crear una masa lo más homogénea posible. Puede que quede algo seca, ¡pero no te preocupes, porque esto se irá solucionando!
Una vez tengas la masa, añade la mantequilla cortada a dados, unos 100 gramos. Intégralo todo con las manos, buscando que la masa esté manejable; lo más normal es que la mantequilla no quede del todo integrada, pero no pasa nada. Recuerda que se busca una textura hojaldrada.
Cuando ya tengas la masa, tendrás que cortarla en dos bolas iguales (una será para la parte inferior, y otra para la parte superior). Cúbrelas con film transparente y déjalas en el frigorífico media hora, para así conseguir la firmeza necesaria. Cuando pase el tiempo, no tendrás más que estirarlas, dándoles forma redondeada.
Una vez listas las formas, pon una de las masas en papel vegetal y extiende por encima el cabello de ángel, asegurándote de no cubrir los bordes. Estira por encima la otra masa y ve cubriendo poco a poco, doblando los bordes del pastel para darles forma. ¡Y al horno! Tendrás que hornearlo a 180 grados durante unos 40 minutos.
Cuando haya pasado este tiempo, retíralo del horno y píntalo con el huevo batido. A esto tendrás que añadirle el azúcar blanco y, en caso de que así lo desees, una pizca de canela. Y al horno de vuelta, en este caso solo diez minutos a la misma temperatura. ¡Y listo!
Secretos para un pastel perfecto
Como habrás visto, no es especialmente complicado… ¡Pero tiene momentos más complejos! Para nosotros, hay cuatro consejos clave que marcarán la diferencia:
- Usa cabello de ángel de buena calidad.
- Trabaja bien el hojaldre, dejando la textura ideal.
- Cuida bien los tiempos de horneado, para no pasarte.
- Déjalo reposar antes de servir para conseguir que los sabores se asienten.
Variantes del pastel cordobés
El pastel cordobés ha ido evolucionando, y ahora mismo hay variedades muy curiosas ¡y que te recomendamos probar! La primera de ellas es la que se hace con jamón y cidra; es una mezcla dulce y salada que hará que quieras repetir. Aunque para los más tradicionales siempre se puede apostar por la versión de crema, que es una auténtica delicia en todos los sentidos. También hay una versión con crocanti de almendras que hará que los contrastes de textura te inviten a repetir.
Para los amantes del chocolate también hay una versión. Es más, algunas pastelerías te permiten incluso elegir el añadido que desees: chocolate, Kinder, Oreo… ¡Es perfecto para los amantes del dulce!
Dónde probar el mejor pastel cordobés
Si visitas Córdoba y quieres degustar un auténtico pastel cordobés, hay tres lugares emblemáticos en el barrio de San Basilio que no te puedes perder: Restaurante Puerta Sevilla, conocido por su versión tradicional perfectamente elaborada; La Posada del Caballo Andaluz, donde lo sirven con un toque personal que enamora; y Taberna La Viuda, famosa por mantener la receta clásica con ingredientes de primera calidad.
Estos tres establecimientos son una garantía para disfrutar de este dulce tal y como se ha preparado durante generaciones.