Si vas a visitar Córdoba, debes saber que esta ciudad no es conocida solo por ser una joya tanto histórica como cultural, así como por su legado arquitectónico, sino también por sus callejas. Porque si bien es cierto que es una ciudad plagada de monumentos, nosotros siempre recomendamos a los turistas que dediquen al menos un día a callejear por su Judería. Por todas esas calles estrechas, llenas tanto de encanto como de misterio, que son una parte esencial de la ciudad. Hoy te vamos a contar cuáles son esas calles que no debes perderte bajo ningún concepto; quédate, ¡porque hay alguna que está escondida!
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Calleja de las Flores
Comenzamos con la Calleja de las Flores, que es una de las más famosas y fotografiadas de toda Córdoba. Se sitúa en el centro de la Judería, y es especialmente reconocida por tener sus paredes llenas de macetas con coloridas flores. Y es esto, junto con el contraste con las paredes blancas, lo que hace que esta calle se llene de vida y color. Además, tiene una de las vistas más icónicas de toda la ciudad. Porque desde la calleja se ve, al fondo, la torre de la Mezquita Catedral, creando así una panorámica perfecta. Es peatonal, como prácticamente todas las que vamos a mencionar hoy. Y es, sin duda, un lugar donde podrás respirar la esencia misma de la ciudad.
Calleja del Pañuelo
Otra joya escondida en este increíble laberinto de callejuelas que es la Judería es la Calleja del Pañuelo. Su curioso nombre proviene de lo estrecha que es; según cuenta un leyenda, es tan angosta que, en el punto más estrecho, únicamente se puede extender un pañuelo de un lado al otro. Más allá de su particular belleza, es un testimonio mudo de la arquitectura de la ciudad en una época en la que no había electricidad. La única manera de protegerse frente al calor (y también de los invasores) era apostar por calles sinuosas, como esta.
Al final de la calleja, se abre a una pequeña plaza que tiene una fuente. Un rincón pintoresco, donde da la sensación de que el tiempo se detuvo hace muchos siglos.
Calle del Salmorejo Cordobés
De una creación bastante más reciente, pero aún así una visita obligada, es la Calle del Salmorejo Cordobés. Y es que cómo no dedicarle una calle entera a una de las delicias culinarias más famosas de la ciudad. Esta calle se encuentra completamente decorada con murales y placas que rinden homenaje a este plato, y cuenta con algunas de las mejores tabernas, especializadas en salmorejo. ¡Una visita obligada para los amantes de la buena cocina!
Calle Cairuán o de La Muralla
Pasamos a otra calleja algo desconocida, denominada Calle Cairuán o de la Muralla. Corre paralela a uno de los tramos mejores conservados de la antigua muralla cordobesa, y nos ofrece un vistazo al pasado de la ciudad. Se encuentra bordeada de jardines y fuentes, con lo cual el ambiente que se respira es tan tranquilo y relajante que querrás quedarte a vivir en él. Es un espacio perfecto tanto para los amantes de la historia como de la fotografía, puesto que es un enclave único. Podrás escuchar el agua corriendo, el canto de los pájaros, y pasear por esas calles empedradas que tan bien se conservan.
Calleja de los Arquillos
La Calleja de los Arquillos casi pareciera sacada de un cuento de hadas, como descubrirás en cuanto tus ojos se posen en ella por primera vez. Está situada en pleno Barrio de San Basilio, cerca de algunos de los monumentos más importantes de la ciudad, y es especialmente conocida por sus arcos y sus pasadizos. No solo por la belleza que estos traen consigo, sino también por ese juego de luces y de sombras que te permitirán observar.
Estos arcos le dan un toque único: misterioso, romántico… ¡Perfecto para pasear a cualquier hora del día! Y, cómo no, podrás disfrutar de las reconocidas casas blancas. Con sus ventanas y sus puertas de hierro forjado, así como todas esas plantas colgantes que completan este pintoresco cuadro.
Calle de la Luna
Llegamos casi al final de nuestro recorrido por las calles más bonitas de Córdoba, y no podemos dejar de hablar de una de las perlas escondidas de la ciudad: la Calle de la Luna. Es una calleja que destaca por tener una belleza casi mágica, serena, especialmente en las noches de luna llena. Con sus calles empedradas, sus casas encaladas y ese aroma tan especial que se respira en el ambiente, se crea una escena que parece salida de otra época. Es un enclave para los poetas, los románticos y los enamorados, porque hace que cualquier momento pase a ser eterno en nuestra memoria.
En un primer momento, esta calle no era más que un callejón sin salida que daba acceso a las viviendas. No obstante, en el siglo XX se abrió lo que hoy conocemos como el Portillo de la Luna.
Calleja de la Hoguera
Por último, no queremos dejar de hablaros de la Calleja de la Hoguera. Se encuentra entre las calles de Céspedes y Deanes, y, pese a que mide apenas dos metros de ancho, es un lugar mágico. Es una calleja que mantiene su antiguo encanto gracias a las flores que adornan las paredes, y a esos balcones que le dan un toque extra de color.
La Magia de perderse en las calles de Córdoba
Esta ciudad invita a los visitantes a explorar sus calles como si fueran un laberinto encantado lleno de sorpresas. Cada rincón tiene su historia, desde callejuelas estrechas que parecen salidas de un cuento hasta amplios paseos que conectan con monumentos históricos. Caminar alrededor del centro histórico permite descubrir pequeños detalles como balcones adornados con flores y fachadas blancas con toques coloridos.
Córdoba es una ciudad llena de magia, que brilla tanto por su historia como por su belleza. Y, en caso de que vengas de visita, te recomendamos que dediques al menos un día a perderte por su Judería. Disfruta de sus calles, de su gastronomía y de su belleza sin igual, ¡porque es una ciudad que no tiene comparación!