Si has visitado Córdoba, o si estás planeando una visita, sin duda habrás escuchado hablar de una de las edificaciones más emblemáticas de la ciudad: la Torre de la Calahorra. Este monumento se ubica en el extremo sur del Puente Romano, y ha sido testigo silencioso de la apasionante historia de la ciudad. Hoy vamos a profundizar en su historia: desde que comenzó, siendo un bastión defensivo, hasta su uso actual. Y, además, hablaremos del entorno tan mágico que la rodea. ¡Sigue leyendo!
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Historia de la Torre de la Calahorra
La Torre de la Calahorra se construyó en el siglo XII, durante la época del Califato cordobés, en pleno periodo islámico de la ciudad. Aunque es cierto que su origen exacto continúa siendo motivo de debate. Hay estudiosos que señalan que podría haber una estructura anterior ya en esa zona, quizá de la época romana o visigoda. De ser así, estaríamos hablando de un patrimonio cultural incluso con mayor antigüedad de la que siempre se ha creído. Lo que sí podemos tener claro es que su propósito fue militar desde el primer momento. Funcionaba como una fortaleza defensiva desde la que se controlaba el acceso a la ciudad a través del Puente Romano.
Hemos de remontarnos a la dominación islámica que vivió Córdoba para entender al completo el paradigma en el que nació esta Torre. En ese momento, la ciudad era un centro político, cultural y religioso, que se encontraba totalmente rodeado de murallas y de fortificaciones. De este modo, buscaba protegerse de posibles invasores. Y la Torre de la Calahorra jugó un papel clave en la defensa de la ciudad, especialmente durante la época de la Reconquista.
En el siglo XIII, cuando el Rey Fernando III de Castilla conquistó Córdoba, la torre pasó a manos cristianas de nuevo. Con el paso de los siglos, la estructura de la Torre fue cambiando: se modificó y, además, se amplió. Una de las reestructuraciones más significativas fue en el siglo XIV, cuando se reforzó por completo la Torre y se convirtió en un auténtico bastión de defensa. Y fue justo ahí cuando adquirió el diseño que tiene ahora mismo.
Con el tiempo, esta Torre perdió su función militar y fue cayendo en desuso. Ha sido utilizada con fines muy dispares: prisión, almacén… Fue hace relativamente poco, en el año 1931, cuando fue declarada como un monumento histórico en todo su esplendor. Y se comenzó a reestructurar hasta convertirla en lo que es ahora mismo: el Museo Vivo de Al-Andalus.
Arquitectura y diseño
Si nos adentramos en su arquitectura y en su diseño, hemos de señalar que es imponente en todos los sentidos. Tiene una forma bastante particular, puesto que la base es octogonal y tiene tres torres unidas que forma un triángulo. Es justo esto lo que le da esa apariencia de fortificación. Es una estructura extremadamente resistente a los ataques.
Para acceder a la Torre de la Calahorra, hay que situarse en la parte inferior, a través de una puerta que se encuentra enmarcada por un arco de medio punto. En este se puede ver, sin lugar a duda, una clara influencia islámica. Si pasamos al interior de la torre, se puede ver la división clara en distintas salas (donde hoy podemos encontrar el museo). En su origen, servían como almacenamiento de armas, de comida o incluso vivienda de soldados.
Sin duda, lo más clave de esta Torre es su ubicación. Se encuentra al margen sur del Río Guadalquivir, junto al Puente Romano. Y, desde la parte superior de esta, se puede disfrutar de unas vistas impresionantes de la ciudad, con la Mezquita Catedral en primer plano y la sierra al fondo. ¡Es una visita obligatoria!
Museo Vivo de Al-Andalus
Ahora mismo, la Torre de la Calahorra es mucho más que un vestigio histórico o un testigo silencioso. Es un espacio que se ha dedicado por entero a divulgar la rica herencia cultural de Al-Andalus, una civilización que floreció de una forma que aún a día de hoy sorprende. Y eso lo hacen mediante el Museo Vivo de Al-Andalus, que ocupa las distintas salas de la Torre.
Fue inaugurado en el año 1987 por la fundación Roger Garaudy, un filósofo y político francés que dedicó buena parte de su vida a estudiar las civilizaciones islámicas. Su objetivo era claro: mostrar la convivencia cultural entre cristianos, musulmanes y judíos, e ilustrar este periodo como lo que realmente fue. Es decir, una época de gran esplendor cultural, científico y artístico.
Durante todo el recorrido de este museo, se exploran temas muy variados: astronomía, medicina, filosofía, arte… Además de mostrar exhibiciones de objetos antiguos, recuperados de la época, también se ayuda de maquetas interactivas para permitir a los visitantes tener una visión mucho más clara de ese momento histórico. Y entender hasta qué punto Córdoba fue un centro de conocimiento cultural.
La torre y su entorno
La Torre de la Calahorra no puede ser comprendida realmente como monumento si no se tiene en cuenta su entorno inmediato. Porque está rodeada de algunos de los monumentos más importantes de toda la ciudad. Además, la relación entre esta y todos los monumentos que la rodean no es solo visual, sino histórica; hablamos de una conexión que se ha proyectado a lo largo de los siglos.
En primer lugar, hemos de hablar del Puente Romano, puesto que es una de las estructuras más antiguas de la ciudad. Tanto es así que fue construido en el siglo I antes de Cristo, durante la época del emperador romano Augusto. Desde entonces, ha sido una vía crucial para el comercio y para el tránsito de personas a través del Guadalquivir. Pese a las reformas que ha sufrido, mantiene aún parte de su estructura original.
A la otra orilla del Guadalquivir, encontramos la Mezquita-Catedral de Córdoba. Una de las grandes obras maestras de la arquitectura islámica y, además, el monumento más famoso de la ciudad.
No podemos dejar de señalar que la Torre se encuentra cerca del Molino de la Albolafia. Es una antigua noria que se encuentra a orillas del Guadalquivir, y cuya historia se remonta a la época islámica. Pese a que no está en funcionamiento, es un recordatorio viviente del ingenio de los habitantes de Al-Andalus.
En tu visita, no olvides dar un paseo por toda la Ribera del Guadalquivir. No solo las vistas son increíbles, sino que ha sido reformada hace relativamente poco y se ha convertido en una de las zonas de esparcimiento más bonitas de la ciudad.
Cómo llegar y horarios de visita
La Torre de la Calahorra está, como hemos señalado, al extremo sur del Puente Romano. Llegar a este monumento es muy fácil, puesto que está bien conectado con el resto de la ciudad; te recomendamos hacerlo a pie, especialmente si te encuentras en el casco histórico. Porque no tendrás más que cruzar el Puente Romano, y estarás allí. Es más, desde la Mezquita Catedral tardarás apenas unos minutos.
Los horarios varían, dependiendo de la temporada:
- En octubre, marzo, abril y mayo, está abierto de 10 a 19 h.
- En noviembre, diciembre, enero y febrero: de 10 a 18 h.
- Y en junio, julio, agosto y setiembre: de 10 a 14 h, y de 16:30 h a 20:30 h.